Siempre hay una excepción a la regla y como no podía ser de
otra manera, “El Vedugo” sería una de
ellas. Pues este viernes 07 de diciembre, alrededor del medio día, ya no pudo
jugarle chueco a la “calaca”. Su quinto infarto, finalmente, acabó con su
corazón. Y con él, se cerró el último capítulo de la historia del rey de la
farándula y la crónica roja. Henry Holguín Cubillos, un caleño de nacimiento,
pero guayaco de corazón fue el soberano del sensacionalismo en Ecuador.
Pero esto no tiene la intención de convertirse en una
apología al hombre que dirigió “El Extra” por 25 años. Se trata más bien, de un
abrir los ojos y la mente, para todos aquellos que piensan y, es más, aseguran
que la sangre y el sexo en la prensa son una ofensa para la sociedad. Pues es
común escuchar en las calles, en las oficinas y hasta en las aulas de las
facultades de comunicación que periódicos como “la Extra”, así la llama la
mayoría de gente, son un falso reflejo de la sociedad ecuatoriana. Y me parece
raro que sea así, cuando se trata del medio impreso más vendido del país.
Es que cuando el “Verdugo” llegó a dirigirlo, estaba al borde
de la quiebra, con tan solo 5000 ejemplares en circulación. Hoy en día, se
imprimen 380.000 ediciones que llegan a subir a 450.000, cuando la chica del
lunes sexy está más bonita que de costumbre. Porque aunque usted no lo crea,
“la Extra” es el periódico del pueblo. Y con pueblo no me refiero a la masa de
empleadas, taxistas y albañiles, sino a todos los ecuatorianos. Porque por más
que traten de ocultarlo, esos burócratas que se la dan de pelucones, esos
maestros de comunicación de la vieja guardia y hasta los literatos andan
robando uno que otro ejemplar de “la Extra” a los guardias, conserjes y
choferes que trabajan con ellos.
Y muchos se preguntarán cómo, si lo único que hace es sacar
fotos de muertos, historias insólitas y mucho chisme de la farándula criolla. Pues
justamente por eso. Ya lo dijo Henry Holguín en una de sus entrevistas que el
truco es hacer a la noticia interesante: poniendo signos de exclamación, letras
grandes, fotos llamativas, colores y sobre todo encontrando ese giro especial
de la historia. Y “la Extra” lo hace; a pesar de que sus noticias parezcan
sacadas de un libro de fantasía, son reales, confirmadas con fuentes y hasta
documentadas con fotografías. La única diferencia: su estilo de contarla.
Uno que los convirtió en los reyes de la prensa escrita, pues
mientras los demás periódicos luchan por ser leídos, a este se lo arranchan de
las manos. Y es porque la gente se identifica, se sienten cercanas a la
información. Y más que todo, porque les gusta lo que “la Extra” les ofrece. A
los ecuatorianos nos gusta la vida ajena, las historias truculentas y las
imágenes macabras. Por más que tratemos de negarlo y no compremos “la Extra”
todos los días, al menos le damos una ojeada cada vez que podemos. Así que sí,
nos gusta, nos llama la atención y por eso lo hemos convertido en el ícono que
es.
Y hoy que “el Verdugo” se ha ido y las páginas de su
periódico se tiñen de esa muerte que él tantas veces retrató, todos están a la
expectativa de que el símbolo de la prensa rosa y la crónica roja siga
levantando polvareda y hasta compitiendo con los programas de farándula, ahora
conducidos por quienes años atrás fueron sus pupilos.
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