miércoles, 12 de diciembre de 2012

CJ is the new KK?


Kim Kardashian: Nació el 20 de octubre de 1980, en Beverly Hills, California. Hija del millonario abogado y empresario de la música, Robert Kardashian y la multifacética Kris Jenner. Fue criada en una cuna de oro, razón por la cual no es una sorpresa que, hoy en día, sea una de las mujeres más poderosas del mundo de la farándula internacional.

Carolina Jaume: Guayaquileña de sepa, nació un 08 de octubre, en el año de 1985. Sus padres fueron la actriz y productora, Diana Saporiti y el presentador del espacio de opinión “Visión”, Rafael Jaume. La pequeña creció en el corre corre mediático, entre cables y pantallas, casi destinada a ser la diva de la televisión nacional.

Es que Kardashian y Jaume son más que dos estrellas octubrinas, pues su parecido sobrepasa la coincidencia de su mes de cumpleaños. Las dos mujeres, voluptuosas, sensuales, con un cuerpo más que privilegiado, son la fantasía de unos cuantos y la envidia de otras. Y como si las curvas no fueran suficientes, su rostro también se caracteriza por ser sinónimo de belleza. Rasgos delicados, ojos cautivadores y labios que provocan hacen de estas dos damas el combo completo.

Pero más allá de la genética hay muchas historias y parecidos por contar. Pues Carolina, poco a poco, se nos está convirtiendo en la futura Kim Kardashian del Ecuador. Y esto porque Jaume supo comprender, al igual que su amiga de Hollywood, que la farándula es el mejor negocio. La exposición que brinda la televisión ahora rinde frutos más jugosos que las inversiones en la banca. Si no me creen, pregúntenle a Kim, quien con su reality “Keeping up with the Kardashians” y todas sus versiones adjuntas, ahora factura millones de dólares. Y qué decir de su especial de boda, donde los derechos exclusivos se los llevó E Entertainment y fue, definitivamente, el negocio de sus vidas. Aunque el amor durará solo 73 días.

 
Carolina aún no tiene reality, pero sí, un programa muy visto: Faranduleros S.A. Y su fama no es de hoy, pues ya había participado en otros espacios como “Dueños del medio día” y “Las tardes son con Carolina”. Toda esta exposición, junto con su belleza y estilo implacable la llevaron a convertirse en el centro de atención de la farándula nacional. Y al igual que Kim, eso ahora le rinde frutos. Las dos mujeres convirtieron la prensa rosa en un negocio muy lucrativo. Kim, por su lado, montó su cadena de boutiques “Dash”. La diva guayaquileña, no tiene su tienda propia, pero sí colabora con diseñadores nacionales y prenda que viste, prenda que todos quieren.

De igual manera, el mundo de los cosméticos tampoco se les ha escapado. Hace ya dos años, KK lanzó su línea de perfumes que, hasta hoy, es uno de los más vendidos. Y nuestra Carolina está caminando en el mismo terreno, pues piensa lanzar una fragancia que llevará su nombre. Y sin lugar a dudas, será la más cotizada en todo el país. Y dejando de lado el merchandising, pero entrando en el de los eventos, Kim y Carolina son las reinas del espectáculo. Su agenda está copada de “appearences” e inauguraciones que solo por tenerlas a ellas en el programa, tienen un costo muy elevado.

Es que quieran o no, estas muchachas venden. ¡Y cómo lo hacen! Todo como parte de su empresa: la Prensa Rosa Pues muchos podrán ser los detractores de la imagen que se crea de estos personajes, pero no cabe duda que se convierte en un negocio bastante lucrativo. De hecho, ahora existen más realities y programas de farándula que llenan las parrillas. La gente lo disfruta, lo consume y tanto Carolina como Kim Kardashian han hecho de ello un mundo empresarial. 

Tal parece que ahí están las nuevas inversiones del milenio! Aunque no todos nazcan con la estrellita de octubre, como estas dos divas.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Paz al "Verdugo" y larga vida a la Farándula



Siempre hay una excepción a la regla y como no podía ser de otra manera, “El Vedugo”  sería una de ellas. Pues este viernes 07 de diciembre, alrededor del medio día, ya no pudo jugarle chueco a la “calaca”. Su quinto infarto, finalmente, acabó con su corazón. Y con él, se cerró el último capítulo de la historia del rey de la farándula y la crónica roja. Henry Holguín Cubillos, un caleño de nacimiento, pero guayaco de corazón fue el soberano del sensacionalismo en Ecuador.

Pero esto no tiene la intención de convertirse en una apología al hombre que dirigió “El Extra” por 25 años. Se trata más bien, de un abrir los ojos y la mente, para todos aquellos que piensan y, es más, aseguran que la sangre y el sexo en la prensa son una ofensa para la sociedad. Pues es común escuchar en las calles, en las oficinas y hasta en las aulas de las facultades de comunicación que periódicos como “la Extra”, así la llama la mayoría de gente, son un falso reflejo de la sociedad ecuatoriana. Y me parece raro que sea así, cuando se trata del medio impreso más vendido del país.

Es que cuando el “Verdugo” llegó a dirigirlo, estaba al borde de la quiebra, con tan solo 5000 ejemplares en circulación. Hoy en día, se imprimen 380.000 ediciones que llegan a subir a 450.000, cuando la chica del lunes sexy está más bonita que de costumbre. Porque aunque usted no lo crea, “la Extra” es el periódico del pueblo. Y con pueblo no me refiero a la masa de empleadas, taxistas y albañiles, sino a todos los ecuatorianos. Porque por más que traten de ocultarlo, esos burócratas que se la dan de pelucones, esos maestros de comunicación de la vieja guardia y hasta los literatos andan robando uno que otro ejemplar de “la Extra” a los guardias, conserjes y choferes que trabajan con ellos.

Y muchos se preguntarán cómo, si lo único que hace es sacar fotos de muertos, historias insólitas y mucho chisme de la farándula criolla. Pues justamente por eso. Ya lo dijo Henry Holguín en una de sus entrevistas que el truco es hacer a la noticia interesante: poniendo signos de exclamación, letras grandes, fotos llamativas, colores y sobre todo encontrando ese giro especial de la historia. Y “la Extra” lo hace; a pesar de que sus noticias parezcan sacadas de un libro de fantasía, son reales, confirmadas con fuentes y hasta documentadas con fotografías. La única diferencia: su estilo de contarla.

Uno que los convirtió en los reyes de la prensa escrita, pues mientras los demás periódicos luchan por ser leídos, a este se lo arranchan de las manos. Y es porque la gente se identifica, se sienten cercanas a la información. Y más que todo, porque les gusta lo que “la Extra” les ofrece. A los ecuatorianos nos gusta la vida ajena, las historias truculentas y las imágenes macabras. Por más que tratemos de negarlo y no compremos “la Extra” todos los días, al menos le damos una ojeada cada vez que podemos. Así que sí, nos gusta, nos llama la atención y por eso lo hemos convertido en el ícono que es.

Y hoy que “el Verdugo” se ha ido y las páginas de su periódico se tiñen de esa muerte que él tantas veces retrató, todos están a la expectativa de que el símbolo de la prensa rosa y la crónica roja siga levantando polvareda y hasta compitiendo con los programas de farándula, ahora conducidos por quienes años atrás fueron sus pupilos. 

Adiós a los toros, Adiós a la moda



La noticia nos llegó, así como los aguaceros de Quito en diciembre, inesperados. “Se suspende la feria Jesús del Gran Poder”. Ese era el gran titular de los periódicos,  noticieros estelares televisivos y hasta en las cadenas de blackberry Messenger circulaba la noticia. Nadie entendía por qué lo hacían o qué había pasado, pero por supuesto que Barrera debía tener la culpa de ello. Pero muy a la sorpresa de todos, esta vez, no había sido él. Para ser más exactos, no directamente. Es que Citotusa, empresa que organiza la feria decidió cancelarla pues, a solo una semana de abrir sus puertas, no habían logrado vender ni el 30% de los abonos. A diferencia de años pasados, donde ya para esas fechas, todo estaba más que agotado.

Y fue justo ahí donde empezó el relajo. En un lado del cuadrilátero, los anti taurinos festejaban el triunfo, pero seguían merendando carne y pollo en sus casas. Por otro, los aficionados a la tauromaquia que reclamaban su libertad de asistir a cualquier tipo de espectáculo público. La polémica seguía, marchas en contra, en defensa, en todo. Pero, al fin y al cabo, ni “Jesús del Gran Poder” se pudo hacer el milagrito. La feria se suspendió y con ella, también le dijimos adiós al ánimo fiestero de Quito y, sobre todo, a la alfombra roja de diciembre. Porque las corridas de toros eran la ocasión perfecta para crear los mejores “fashion reviews” del mes.

Porque las fiestas de Quito también son tradición y cultura en la moda. Las familias quiteñas de cepa, se preparaban para el cartel de cada año. No era solo cuestión de ponerse cualquier sombrero o comprar los que vendían fuera de la plaza. Los toros eran una cuestión de “haute couture”. Se destinaba un presupuesto especial para cada diciembre que sería empleado en los atuendos, accesorios y calzado que se usarían en los diferentes días de la feria. Y todos estos “outfits” se modelaban, entre cava y tienta, con el fin de salir entre los mejores vestidos del especial de “Cosas” o tal vez, hasta implantar una tendencia.

Pero este año todo eso desapareció. La tradicional “Casa de la Bota Española”, donde toda la élite del calzado quiteño compraba sus botas, bajó sus ventas en un 75%. Las boutiques exclusivas, donde se compraban los jeans para los más tradicionales o las faldas y leggins para las más “avant-garde”, disminuyeron al 50% sus ganancias previstas. Y qué decir de la tan famosa casa de doña María de Velásquez, donde se encontraban los “socialites” de Quito, para hacer las últimas compras de sus pañuelos, sombreros y las más hermosas mantillas traídas directamente desde España. Pues misma historia, María redujo un 50% sus importaciones.

En definitiva, pérdida para el comercio, la tauromaquia, las fiestas, y para lo “in”. Porque ver cómo la moda iba cambiando conforme se iniciaban los pregones era parte de la ciudad. Porque desde el quiteño más humilde hasta el más fashion quería verse bien y vestirse para festejar a la Carita de Dios. Y este año sin toros, nos quedamos sin “Quito fashion week” y sus nuevas tendencias.



Mexico is the new New York !


Hace una semana terminó el evento más importante en el mundo de la moda: New York Fashion Week y como ya es costumbre, nombres como Zac Posen, Marc Jacobs y Roberto Cavalli brillaron en las largas pasarelas. No es de sorprenderse, pues con tantos años de experiencia, estos atéliers captan el “je ne sais quoi” que ni las mismas mujeres sabemos “qu’est ce que c’est”. Y la mayoría de nuestros gurús son italianos, franceses, ingleses y hasta turcos. Pocos latinos. ¿Qué será que los latinoamericanos no entienden a las mujeres? Por lo visto no, pues hasta el momento solo la señora Carolina Herrera parecería haber encontrado el “quoi” del asunto.

Aunque al parecer esta mala racha está por terminarse, pues la inspiración al fin tocó Latinoamérica y, en especial, México. Este país es la nueva meca de la moda, desde que diseñadores como Eduardo Lucero, Héctor Terrones, Louis Verdad y Maya Hansen se abrieron paso. Y lo impactante de sus colecciones son su fuerza y firmeza que logran ese tan ansiado “make a statement in fashion”. Pero cómo no hacerlo, si ese “México lindo y querido”, en sí mismo, encierra el poder de estos grandes diseñadores. Tanto así que Terrones, Hansen y Lucero son sinceros al declarar que ellos se inspiran en su país y su historia para crear y encontrar el “je ne sais quoi” de la moda femenina.

Y esto se vuelve transparente, cuando Maya Hansen en su última colección presenta a la muerte como actriz principal.  Este personaje atraviesa México, desde la conquista de Tenochtitlán hasta la matanza más reciente y atroz que sufrió este país. Cuando un 02 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, el gobierno arremetió en contra de la manifestación universitaria. Cientos de muertos y miles de heridos marcaron definitivamente a los mexicanos que, hasta ahora, reclaman la impunidad de los hechos cometidos. Y por ello las blusas, camisas y vestidos que se vieron en la pasarela de la última colección de esta gran diseñadora tenían calaveras, esqueletos y demás. Pues si bien es una forma de celebrar este momento trascendental dentro de la concepción del mundo espiral mexicano, no cabe duda que la muerte en el país del norte es parte fundamental de los artistas.


Y así mismo es como Héctor Terrones, otro de los grandes mexicanos, plasma los colores de la muerte en sus colecciones. El rojo, tono esencial en sus prendas, que bien podría ser toda la sangre derramada en Tlatelolco. El negro, un luto del mismo ser escindido que es el mexicano y hasta el blanco, color que llevaban los manifestantes del 02 de octubre en sus guantes. Pero todas estas características se traducen en fortaleza. Pues ha sido esta cruel historia de sus raíces, su corazón, como aquella vivida en Tlatelolco, la que convierte a los nuevos fashion gurús mexicanos en “somebody to be watch out”, pues podrían ser la nueva revelación en la pasarela Mercedez Benz del año entrante.